Con la llegada de las festividades las calles se convierten en un auténtico bombardeo de fuegos artificiales y petardos. Se trata de material explosivo que no sólo resulta desagradable y aterrador para humanos y animales, también es muy peligroso, con efectos en ocasiones graves, para quien lo maneja y para determinados colectivos sensibles a su exposición (entre los que se incluyen los animales).
En la mayoría de los Municipios la normativa establece la prohibición de la pirotecnia en la vía pública, requiriéndose de autorización para su uso fuera de celebraciones y fiestas. Sin embargo, un petardo sigue siendo un material de fácil adquisición, cualquier persona incluso menor (a partir de 16 años) puede tener acceso a ellos. Y durante las festividades (navidades, noche vieja, fiestas locales) nadie respeta ni parece posible que la policía pueda controlar su uso restriguido a los horarios en que se permite. Sería necesario una regulación mucho más eficaz y mucho más restrictiva que contemplase la opción de la pirotecnia insonora, o, incluso, la prohibición total de todo tipo de pirotecnia.
Pero entre tanto hay que apelar al sentido común para que la diversión de unos no suponga el sufrimiento, angustia, dolor e incluso la muerte a otros. Año tras año, diversos organismos de protección de la infancia y los animales, lanzan campañas anti-pirotecnia, con el objetivo de concienciar sobre el horror que sufren personas y animales y el impacto negativo medioambiental que produce y conseguir así, disuadir de su uso.
La educación en el respeto, la visibilidad a través de iniciativas mediáticas, tanto reivindicativas como informativas, son de vital importancia para que se rompa esa “normalidad” que deja obrar básicamente al libre albedrío, con total impunidad, e indefensos al resto de colectivos sensibles y débiles.
Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones quienes lanzan petardos a la vía pública son menores de edad. Y las consecuencias más graves de esto tanto para ellos, como para los animales, suceden en gran parte por tratarse de menores sin supervisión, sin criterio, sin piedad, sin educación, y con la suficiente maldad como para atreverse a lanzar un petardo a los pies de un animal para ver su reacción.
¿A quién afecta?: Las víctimas
En realidad, toda la sociedad queda afectada cuando se mantiene una cultura que daña a otro ser vivo sin reconocer que ese daño puede ser irreparable, y no solo físicamente, también deja una huella emocional difícil de superar.
Tanto las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) como las que tienen epilepsia y sufren de ligirofobia (fobia a ruidos fuerte) o algún trastorno o sensibilidad hacia los ruidos desarrollan cuadros de ansiedad, angustia, hiperventilación, náuseas, desorientación, sudoración. Los bebés, personas ancianas también quedan expuestas. Pero sin duda, los que más desamparados se muestran son los animales. Los perros, gatos, conejos, roedores, caballos, animales de granja, silvestres, aves e insectos….., todos sufren injustamente las consecuencias.
Un perro no entiende qué está pasado ante el ruido extremo, las vibraciones que provoca el sonido de un petardo y que le sobreviene de repente. Su oído tiene una mayor sensibilidad acústica que la del humano y la sensación que les produce es de miedo y terror ante la situación de morirse. Los síntomas que manifiestan son: sensación de irrealidad, vómitos, estrés, hiperventilación, aumento de la frecuencia cardiaca que puede provocar un paro cardiaco y la muerte.
Su reacción es la de escapar y salir corriendo, y aun estando en casa, acaban lesionándose por conseguirlo, atravesando cristales, provocándose cortes y heridas, arañando puertas para salir, lo que les produce la pérdida de sus uñas. Otros se lanzan por la terraza con el consecuente fatídico final.
Aquellos perros susceptibles que se encuentran en la calle paseando con sus dueños, al pasar cerca de una zona donde se lanzan petardos, se pueden escapar de sus manos, corriendo aterrados y desorientados y perderse. La decisión de alguien de tirar un petardo les ha desarraigado de sus familias, de sus hogares confortables, del cariño y protección y quedan expuestos ante los peligros de la calle: hambre, sed, frio, calor, envenenamientos, maltratos, atropellos.
Los gatos, aunque en menor medida que los perros, también son víctimas potenciales de la pirotecnia, especialmente los gatos callejeros. Su oído también es más sensible y al escuchar el fortísimo estruendo su instinto les hace correr a esconderse y refugiarse. Muchos acaban accidentados o atropellados en la huida. Por su curiosidad, también corren el riesgo de jugar con el artefacto y comérselo o que le pueda explotar. Los que se encuentran en casa también pueden intentar escapar o esconderse y los síntomas que manifiestan son miedo, nerviosismo, vómitos, taquicardias, temblores, convulsiones y paros cardiacos.
Cientos de aves han sido encontradas muertas por el personal de limpieza en los lugares donde se han usado artefactos pirotécnicos. También se sabe que el terror les hace abandonar los nidos.
Los caballos son otras de las victimas afectadas. Ellos corren descontrolados ante el estruendo de un petardo y saltan las barreras de los establos buscando huir y muchos acaban en las vías y carreteras donde no solo pueden perder su vida, sino provocar un accidente.
Pero es que además una detonación libera sustancias químicas nocivas para el medio ambiente: particulas PM10. Resulta nocivo respirarlas tanto para las personas como para los animales que se encuentren cerca del lugar de detonación o incluso lejos, pues el viento hace que se transporten a zonas muy distantes. Esta sustancia es un peligro para la salud pues empeora enfermedades ya existentes, como el asma, y genera otras.
¿Cómo actuar?
Si convivimos con un gato o perro hay algunos consejos que se pueden aplicar para disminuir el riesgo de exposición:
-Mantener la calma, somos el referente de nuestro perro o gato y si nos ven nerviosos ellos se alterarán más.
– Darle poca cantidad de comida durante el día y absolutamente nada al menos tres horas antes del momento álgido en que esperamos la pirotecnia, para evitar los vómitos.
– Cerrar ventanas, bajar persianas, cerrar puertas para evitar al máximo la entrada del sonido exterior a la vivienda.
– Cuando el animal se esconda bajo un sillón, cama o mueble, no se le debe sacar con la intención de calmarle. Es mejor dejarle allí, hablarle suave y tranquilamente, dejando que permanezca allí refugiado el tiempo que precise. Hay que tener además mucho cuidado con un exceso en las caricias y palabras de cariño, puede interpretar que le estamos consolando y aterrarse aún más.
– Poner el televisor, radio, o mejor aún música clásica, para aminorar el estruendo de los petardos.
-Un mes antes de las fechas en las que sabemos que va a haber un uso de la pirotecnia, podemos habilitar un cuarto interior tranquilo lejos de puertas y ventanas por donde se filtre el ruido y lo acondicionaremos con una manta, refugio cueva, transportín. Introduciremos un difusor de hormonas adaptil para perros y feliway para gatos.Se trata de que se encuentre cómodo y vaya entrando sólo. Así cuando llegue el momento sabrá que ese sitio es un buen lugar donde refugiarse.
-Hablar con su veterinario y consultarle el problema y que valore el uso de algún relajante para ese día. Hay que tener muchísimo cuidado con el uso de ansiolíticos y relajantes, son muy peligrosos para ellos, sólo puede prescribirlos un profesional que además sólo lo aconsejará para los casos más graves en que hay riesgo para su vida (taquicardias).
Desde hace unos años se difunde la idea de envolver al perro con una tela, e incluso se venden «camisetas anti-estrés» siguiendo esta técnica Tellington. Pero lo cierto es que desde el Colegio Oficial de Veterinarios aseguran que no existen evidencias de que esta técnica sea efectiva, además de considerar que los vendajes les incomodan y agobian con lo que difícilmente puede llegar a calmarles.
-Casetas insonorizadas para perros: consulta este enlace
Podéis consultar un esclarecedor Informe Técnico Veterinario sobre los efectos de la pirotecnia en animales
¿Qué más podemos hacer?
Hay algo muy sencillo que todas las personas preocupadas por este asunto podemos y debemos hacer: descarga la foto-cartel de portada y compártela con todos tus contactos por correo, wasap, redes sociales….
Para llegar a tu entorno, aquél que sufren directamente tus animales, imprime unas cuantas copias y pegalas por tu barrio. Si en todos los barrios pusiésemos al menos uno de estos carteles, quizá, este año, las fiestas serían realmente una fiesta para tod@s
También hay recogida de firmas
Por desgracia en estas fechas soportaremos de nuevo los típicos «graciosillos» que se divierten con ruido sin sentido. Esta irritante costumbre debería ser prohibida totalmente. De pequeño tenía muchísimo miedo a los petardos y fuegos de artificio, y mi perro sufre tremendamente con la pirotecnia.
Buen artículo.
El gusto x los petardos es directamente proporcional a ser muy primitivo y ser un inculto, no hay más explicación….. Deberían prohibirlo.
Gracias por tu opinión Adolfo
Hola todos:
Tengo 77 años y he padecido esta fobia toda mi vida. Os informo que existe un grupo de miles de personas, ligirofóbicos muchos, y simpatizantes otros, que intenta buscar reconocimiento de la Organización Mundial de la salud para que se presione a las autoridades a hacer respetar las fechas, horarios y lugares para las ceebraciones con pirotecnia. Éste es tan solo uno de los varios objetivos. El hecho es que tenemos que darnos a conocer como una minoría paciente de una dolencia rara que necesita de atención de la sociedad. Se necesita tu fima en este enlace.
https://www.change.org/ligirofobia